martes, 10 de enero de 2012

El hombre marca: de jugador de Quilmes a "rey" del marketing deportivo

“Mis primeros botines fueron Adidas”. Tal vez ese fue el primer acercamiento de Leonardo Morales, más requerido como Leo, a una marca deportiva.  Y por qué no el comienzo de una historia que nació en las duras canchas del Club Atlético Quilmes allá por los comienzos de los años 90. Oriundo de aquellos pagos del sur, cursaba la secundaria, cuando Humberto Zucarelli le dijo “pibe, mañana vení a entrenar con la primera”.

“Me vio en un partido que se jugó entre semana y la rompí. Ganamos 4-2”, recordó Leo en el inició de su charla a 24CON. Tenía sólo 16 años y con la responsabilidad de cumplir con el equipo profesional, se cambió a la nocturna “La Japón” (donde estudiaba la barra del Cervecero) y vendió su viaje de egresados a Bariloche. “Debuté en Primera el 18 de mayo de 1990. El técnico era Hugo Tocalli y el rival San Martín de Tucumán, jugaban conmigo el Indio Gómez, el Coyote Almandoz. Empatamos 0 a 0”.


Leo Morales junto a Roberto De Vicenzo
En su carrera con la pelota entre los pies, supo enfrentar campeones mundiales como Neri Pumpido o Ricardo Giusti en sus comienzos y José Luis Chilavert y el Bichi Fuertes en sus últimos partidos con la Cerveza, antes de emigrar a Argentino de Quilmes. En el Mate tuvo su mejor temporada, lo que llamó la atención de Julio Ricardo Villa que lo llevó a otro equipo del Conurbano: Defensa y Justicia. “Jugando en cancha de Colegiales, me la tiran larga, me resbalo y me fisuro la rótula contra la pared. Me recupero, me voy a Alvarado de Mar del Plata, pero me seguía doliendo”, contó Leo.

Los dolores lo acompañaron por varios meses y a pesar de que el ex médico de la Selección Argentina, Raúl Madero, le auguró una recuperación de un año él tomó la dura decisión: “No juego más al fútbol”.   

“¿Qué hago ahora?”, se preguntó como tantos otros que se retiran jóvenes. Curiosamente su primer trabajo fue vender viajes de egresados, momento de la adolescencia  que no pudo disfrutar por el fútbol. Pero un día gracias a su mamá Ana, su vida cambió para siempre: “Mi vieja escuchaba todas las tardes a Claudio Destéfano (ícono del Marketing Deportivo argentino), en el programa que conducía: Radiografía. Entonces pensó, `si este lleva a todos número uno de las empresas, capaz me da una mano. Lo voy a llamar´. Lo llamó sin que yo sepa. Que me venga a ver mañana le dijo”.

Sin conocer a la persona que iba a ver, pisó las oficinas de Destéfano en el centro de la Ciudad. “Llegué y lo vi con teléfonos por todos lados, hablando con todos y me dije: `este está loco´. Estaba a punto de irme y cuando estoy por levantarme me dice llama. Me dice que hay un programa deportivo los sábados a la mañana en AM 990 (después radio Splendid) y ahí arranqué”.

Mientras disfrutaba de lo que más le gusta hacer, aprovechó para estudiar periodismos deportivo y como fanático del tenis cubrió un torneo local que le dio la posibilidad de acercase de manera profesional a una empresa. “A mí me gustaba mucho el tenis y me gané un lugar en el programa porque tuve contacto con Prince y me ofrecieron sortear unas raquetas. Ahí tuve más espacio”. Más tarde, un compañero de radio lo recomendó para trabajar en el diario porteño BAE, lo que vio como una oportunidad para dar el gran salto.

“Omar Báez, el editor, me dio una página semanal de marketing deportivo. A los tres meses me llaman para ir a Clarín. Tuve una reunión con los jefes de la sección económica y me pidieron que escriba una nota de marketing deportivo explicando cuánto invierten las empresas y demás, en 150 líneas”, describió la situación y agregó que si bien estaba tocando el cielo con las manos, no sabía cómo hacer para hallar tanta información sobre el tema, pero lo logró con creces.

Tres meses después la nota salió publicada en la edición dominical del diario y marcó un “antes y un después” en su carrera, ahora, como periodista. “El lunes me llamó un montón de gente. Las empresas de las que escribí cinco líneas, las que no nombré, las que le puse un punto y coma, todas”. En el mundo de los sponsor a las marcas hay que mimarlas y respetarlas para que el día de mañana vuelvan a confiar en uno.

Ese profesionalismo le permitió de sacarse una foto con Platini en el Mundial de Alemania 2006, a tener un mano a mano con Pelé durante media hora en Zurich. También conoció a Guillermo Vilas, su ídolo hasta la aparición de Maradona. “Hace unos años llevé adelante un torneo con Batata Clerc”, hoy en día Leo organiza dos veces al año un torneo de golf donde asisten los gerentes de marketing locales de las empresas más importantes del país.

Durante siete años se adueñó de la noche de los domingos en Radio América. Mientras Fútbol de Primera mostraba los goles del torneo, él con su programa Economía Deportiva entrevistaba a los número uno del marketing. Acompañado de un newsletter semanal, se encarga de mantener informado a sus seguidores de las novedades en el mundo de las marcas y los deportes.

Pero no se quedó sólo con lo que sabía. Hace dos años comenzó a hacer cursos de plan de marketing, plan de negocios y “hoy eso me permite asesorar empresas y actualizándome a medida que cambia el mercado”, explicó.

“Comencé con el marketing deportivo, pero me abrí al marketing en general. Tengo muchas empresas que me siguen, algunas que me apoyan más, otras menos. Está bueno y no, aunque ya saben cómo me manejo y yo como se manejan ellas. Yo se que las empresas van cambiando y me voy acomodando”, finalizó.

Actualmente Leo es el responsable del sitio web especializado en marketing deportivo, economiadeportiva.com.ar y asesora a muchas de las grandes marcas. Del mismo modo organiza Forum´s de Marketing Deportivo, que cada reunión tiene más adeptos.

Por Matías Ochoa ( www.24con.com )

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