Hay un lado del deporte que los hinchas no suelen ver. Para lograrlo hay que entrenar un “tercer ojo” que va más allá de los goles, las banderas a cuadros y las raquetas. Claudio Destéfano comenzó a educarlo en los 80, cuando dio sus primeros pasos dentro del periodismo deportivo y el mundo de los negocios, lo que lo convirtió en un especialista en Marketing Deportivo.
A pesar de que su nombre no suene conocido, millones de personas lo miran a la cara diariamente. ¿Cómo? Claudio trabaja para el canal SubteTv que todos los días y a toda hora, pone en el aire el micro Marketing Deportivo al Paso, en los televisores de sus estaciones. Allí les enseña a los usuarios todos sus “chiches” y por qué las marcas apuestan a determinadas entidades deportivas para publicitar.
Camisetas, botines, guantes y un sinfín de productos que tenía desparramado en su casa, y en la de su suegra, debían tener un lugar para exhibirse. Por eso, su mujer decidió regalarle un museo que, para los amantes de los deportes, es como dar un paseo por las nubes.
Fanático de Boca y de Martín Palermo, la primera estación elegida por Destéfano fue justamente una dedicada al Loco que tantos goles le hizo gritar. Junto a la camiseta con la que se despidió del fútbol y los botines que lo dejaron en la historia, está uno de los carteles que plotearon la estación de la línea D de Palermo, en homenaje al Titán.
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En el medio, el buzo que utilizó Boca para salir a la cancha en 1967 con la marca Crush en el pecho, siendo la pionera en el rubro. Junto a ella un interminable cantidad de camisetas de Diego Maradona y reliquias como la 10 de Brasil que utilizó Pelé, entre otros grandes del fútbol mundial y del deporte en general.
Cuando la ansiedad por conocer más historias de Claudio, galletitas y gaseosas se abrieron paso en el departamento que alquiló especialmente para levantar el museo. A falta de mate para pasar la tarde, apareció el viejo y querido Premio Chamigo, perteneciente a la Sergio “La Bruja” Berti, el cual Destéfano compró por internet luego de una intensa búsqueda. No faltaron tampoco los botines fulvencito y los sacachispas, entre pelotas Pintier y una réplica de los años 30, para recordar tiempos pasados.
Volviendo a Boca, a cualquier fanático le gustaría tener los pantalones amarillos que usó Juan Román Riquelme en la final de la Copa Libertadores 2007. Él los tiene. También tiene la llave gigante firmada por el propio diez que se ganó cuando el Xeneize ganó la misma competencia en 2001 frente a Cruz Azul de México.
Para no ofender a los primos de Núñez, expone los guantes de Amadeo Carrizo y la camiseta de Bernabé Ferreyra.
 Camiseta del gran Bernabé Ferreyra |
El tenis también tiene su lugar. Con Guillermo Vilas a la cabeza, Claudio expone una de las raquetas que usó ante Illie Nastase en Forest Hill en el año 1986, como así también una de las pelotas que se utilizó en la final de Roland Garros 2004, firmada por Gastón Gaudio, que le robó el título a Guillermo Coria.
Por último en este museo de acceso privado llamado Templo Otro Partido (en alusión al segundo libro que escribió “Hay otro partido”), se exhiben los tablones de los viejos estadios de Estudiantes, Ferro, Boca, San Miguel, Lanús, Banfield, Independiente, entre otros.
El TOP es un museo distinto, con detalles que sólo un tercer ojo puede reconocer.
Por Matías Ochoa ( www.24con.com )
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